domingo, 10 de agosto de 2008

Aquella pedanía más grande que su gobierno

Llevo unos días de destierro en la moderna pedanía donde viven los hermanos Mendoza que, junto a ellos y otros más, disfrutamos de unos muy buenos días de amistad. Tuvimos un largo coloquio sobre misterios verosímiles durante la entera noche del sábado y desembocamos en el domingo con una partida de cartas en un ambiente piano-jazz creado por nuestro querido Álvaro. Al poco de amanecer, recorrimos las tierras madrileñas robadas a Castilla en bicicleta (y, a veces, en patinete). Acabamos en un laguna verde, sucia pero escondida del resto de los jóvenes de la región, ya que, según decían, sólo de ella hablaban los viejos. Continuamos la mañana haciendo la función de inesperta coral en el bautizo de una familia segoviana. El resto del periodo hasta la comida lo pasé durmiendo. Después de degustar los productos de la huerta, mis elocuentes colegas rindieron un largo homenaje a Morfeo, dejándome a mí tiempo suficiente para volver a mi querido vivir. Pufff... de nuevo todo encima. Solamente espero un presente sereno, un futuro luminoso y un pasado remendado.

Espero verte pronto, mi querida queridísima.
"El diablo sabe más por viejo que por diablo".

Muchísima suerte.

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