lunes, 28 de julio de 2008

La furia del mar y la calma que espera detrás de la espuma

Intento buscar salida en la escritura. No lo sé. Desde que Laura se marchó de casa todo ha empezado a ser distinto, ha ido boca abajo de una manera estrépida e incansable: han sucedido (citando el título de la película) una serie de catastróficas desdichas desde entonces. Una gran persona me dijo que estos tiempos son para pedir, para pedir más fuerte que nunca a los cielos algún rayo de luz que anuncie el final de la tormenta de nubes negras.
Añoro tanto tantas cosas... de antes, de mañana, de después... de mientras... de siempre.
Espero tocar pronto mi pasaje para Segovia, la ciudad de los verdaderos ángeles, de la luz melosa.


Con lágrimas lentas,
planas, tristes, tristes,
vi tu claridad celta.

Sonaron huecos tus gestos,
amados entre las plantas
y sumamente tiernos.


Mucha suerte.

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